Hoy estamos frente a una encrucijada, un camino indica hacia el cambio y el otro para continuar en el atraso. Es indudable que las mayorías anhelan un rumbo distinto, no están dispuestos a seguir soportando este caos. Ello propicia las condiciones para el diálogo entre los venezolanos, muy a pesar de las posturas cerradas que mantienen quienes todavía se obnubilan con los falsos argumentos de las cúpulas que usufructúan las riquezas del país.
La realidad se encargó de eliminar los obstáculos para el diálogo, son muy pocos que, quizás por orgullo, no dan el brazo a torcer, que aplauden el discurso machacón del régimen, cuando les echa la culpa a otros por su desastre y los que se empecinan en el camino del fracaso. Feneció el efecto hipnótico causado por la bonanza petrolera; el cargamento de mentiras y los discursos llenos de falsas promesas, eran melodía para los oídos de la gente, eran tiempos donde la hegemonía y el imperio mediático se imponían, no había lugar para el diálogo, ni para las advertencias de que el modelo iba directo al fracaso, o que vendría la época de las vacas flacas.
En cambio hoy la escucha se ha democratizado, la gente se asqueó de las propuestas huecas de quienes tienen el tupé de hablar como si acabaran de llegar al poder. Su charlatanería, la ausencia absoluta de ideas para solventar la espantosa crisis, su insistencia en que ellos son monjas de la caridad, que el desastre es causado por la supuesta guerra económica, impulsada por la derecha y el imperio, así como el lloriqueo que arman cuando se les dice la verdad, ya cae odioso y fastidioso a los oídos de la inmensa mayoría.
Nuevas ideas y propuestas saldrán a la luz mediante el diálogo entre los ciudadanos. Los dueños del poder no tienen proyecto, en el artículo “la inconstitucionalidad de la Constitución” publicado previo a la estocada contra el referendo revocatorio, y al golpe dado por el TSJ, dijimos que ellos no creen ni en sus inventos como el Estado comunal, el plan de la patria y las leyes del poder popular, esos instrumentos sólo les sirven de excusas para conectarse con quienes fueron sus afectos, que su único interés es el poder y seguir saqueando al país, por tanto suplen la ausencia absoluta de legitimidad, con el golpe continuado a todo intento por restituir la legalidad y la normalidad democrática. Y dado que sus engaños ya no surten ningún efecto, acuden a la fuerza, la arbitrariedad, la violencia, la represión y al chantaje. Se robaron las riquezas del país, pero no podrán robar nuestra forma de pensar, nuestros anhelos y sueños por un mundo mejor.
Sin demeritar el diálogo entre la dirigencia opositora y el régimen, lo más importante es que los trabajadores, los humildes, los profesionales, las academias, las universidades, los empresarios, los estudiantes, las iglesias y demás sectores de la sociedad dialoguemos, teniendo como premisa que un proyecto de cambio debe ser el fruto del más amplio consenso entre todas las fuerzas políticas, sociales y económicas del país, sin exclusiones y sin sectarismos. Ojalá el diálogo mediado por el vaticano sirva para restituir el derecho al voto y para asegurar una salida pacífica a la crisis, rescatando el revocatorio o adelantando las elecciones presidenciales, pues las armas del pueblo contra el terrorismo estatal, son su consciencia, la presión de calle y el voto, así han caído Feroces dictaduras.
Ing. Golfredo Dávila, Secretario General Vanguardia Popular Zulia
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