Unidad Nacional por un Cambio de Rumbo

 El 23 de enero de 1958 el pueblo venezolano celebraba en las calles la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Unidad Nacional por un Cambio de Rumbo

La insurgencia fue antecedida por la huelga universitaria del 21 de noviembre de 1957, el alzamiento de un sector de la fuerza aérea y el ejército el 1º de enero del 58 y el paro de la prensa iniciado el día 21 del mismo mes, dando paso a la huelga general convocada por la Junta Patriótica. Pero en realidad fue un movimiento gestado en largos años de lucha y resistencia en condiciones adversas, que pagó un alto precio en persecución, cárcel, exilio, tortura y muerte, cuya clave fue la unidad: unidad de todos los sectores: civiles y militares; sociales, culturales y políticos. Unidad en torno a un Programa Mínimo de reivindicaciones democráticas, por encima de intereses subalternos y de diferencias que serían dirimidas después.

Hoy, a 66 años de aquellos acontecimientos los paralelismos históricos son muchos y las analogías inevitables. El gobierno de Nicolás Maduro, ilegitimo por su origen fraudulento y por su desempeño, fruto del quebrantamiento definitivo del orden constitucional, devino dictadura que acabó con la independencia y autonomía de los poderes públicos –los cuales operan como marionetas dirigidas desde Miraflores– y conculcó las libertades democráticas y los derechos constitucionales, los cuales solo existen como simulacro resguardado en la mentira, la represión y la imposición del silencio.

Con diversas maniobras fraguadas en los cenáculos del Poder, el CNE, la Contraloría, la Fiscalía y el TSJ se combinan para ilegalizar partidos políticos, tomarlos por asalto, excluir a su dirigencia legítima y convertirlos en parte de la comparsa del régimen. Esto incluye, en muchos casos, la persecución, detenciones, cárcel, tortura, exilio y veto (inhabilitación política). Su único propósito: atornillarse en el poder sin reparar en límites legales, morales o políticos.

El resultado es la ruina de la economía de país, incluida la quiebra de PDVSA y de las empresas básicas de Guayana; la entrega vergonzosa de nuestra soberanía a sus socios internacionales; la pulverización del salario y su conversión en míseros bonos sin incidencia en las prestaciones sociales, vacaciones y demás beneficios laborales; el deterioro, encarecimiento y privatización creciente de los servicios públicos; la criminalización y judicialización de la protesta social y la disidencia política, extendidas contra las organizaciones no gubernamentales, de la sociedad civil y defensoras de los derechos humanos.


La dictadura, en síntesis, solo ha producido lo que los organismos internacionales han calificado como una Emergencia Humanitaria Compleja, expresión del empobrecimiento de más del 80% de nuestros compatriotas, de los cuales 7 millones sufren distintos grados de malnutrición y desnutrición y otros tantos han emigrado en busca de un futuro mejor. Exhibimos el bochornoso record de tener el sueldo mínimo más bajo del mundo y la sociedad con más desigualdad social de todo el continente. Todo esto, en medio del mayor latrocinio que conozca nuestra historia republicana, el cual dejó pálidas las corruptelas del perezjimenismo o de la llamada “4º República”.


El 85% de nuestra gente está descontenta y demanda cambios. El 2024, de acuerdo con lo previsto en la Constitución, debería realizarse la elección presidencial. No obstante, este es un derecho que debemos exigir; que nos toca pelearlo, conquistarlo y defenderlo frente a un régimen que maniobra para impedir que se pronuncie el soberano; que no termina de convocarla, inventa excusas para escurrir el bulto, siembra obstáculos en el camino, busca cerrar todas las puertas y empujarnos por el despeñadero de la abstención o la aventura. 


Invocar el espíritu del 23 de enero es, entonces, forjar una amplia y sólida unidad para luchar por mejorar las condiciones de vida y trabajo del pueblo y para abrir el camino de los cambios. Es decirle claramente a nuestros compatriotas de dentro y fuera del país que ninguna maniobra o provocación del Poder nos dejará sin candidatura ni nos apartará del camino electoral, que pese a todas las adversidades y obstáculos perseveraremos en el camino escogido, con conciencia plena de que asistimos a un escenario de confrontación contra un adversario tramposo, sin escrúpulos y que juega con ventaja, al cual derrotaremos voto a voto, con firmeza y talante democrático, con movilización y participación de todos.


Candidatura de Unidad Nacional, Programa de Unidad Nacional y Gobierno de Unidad Nacional, cuyo marco referencial será la Constitución y su misión más importante atender las urgencias derivadas de la crisis: superar la emergencia humanitaria compleja y revertir el proceso de empobrecimiento de nuestra gente. Generar empleo productivo y decente, bien remunerado y protegido socialmente. Recuperar la industria petrolera nacional y las empresas básicas de Guayana, como pivotes de un desarrollo diversificado y armónico que tenga al ser humano como protagonista y destinatario principal, que incorpore la dimensión ecológica y se traduzca en bienestar para todos, asegurando la soberanía nacional y los intereses populares. Acometer un plan nacional de recuperación de los servicios públicos con prioridad absoluta a la educación y la salud, al servicio de agua, electricidad y comunicaciones. Reinstitucionalizar el Estado, democratizar efectivamente la sociedad, restablecer la independencia de los poderes públicos y la autonomía plena de todas las expresiones de la sociedad civil, empezando por el movimiento sindical y gremial. Libertad para todos los presos políticos, retorno de los perseguidos y exiliados e imperio absoluto de los derechos humanos. Administración austera y honrada de los dineros de la nación bajo un gobierno transparente y ético monitoreado por la sociedad. En síntesis: desarrollo y progreso con soberanía nacional. Democracia y libertades con justicia social. Esto supone como condición un clima de paz social y estabilidad política que solo serán posibles alcanzar por un gobierno de unidad, reconstrucción y reconciliación nacionales.


¡Unidad Nacional por un cambio de rumbo!

¡Elecciones libres y sin presos políticos!

¡Construyamos la victoria con unidad, lucha, calle y voto!


Caracas, 23 de enero de 2024

Comité Político Nacional de Vanguardia Popular

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