Golfredo Dávila: La Resistencia frente a la Tiranía

 
Golfredo Dávila: La Resistencia frente a la Tirania

Parecerá de perogrullo abordar este tema, pero no es malo abundar sobre cosas que nos permiten despejar dudas, visualizar otras perspectivas o reforzar las posturas que poseemos, especialmente en estos tiempos tan duros, complejos y fatales, que invocan una resistencia multidimensional para enfrentar la tiranía. 

Los procesos de resistencia no son lineales, ni carentes de contenido político, su eficacia está sujeta a la planificación estratégica, por ello el siguiente paréntesis que describe, groso modo, sus dos componentes esenciales, la estrategia y la táctica. La estrategia la integran el objetivo, el programa de cambio, la vía que ha de recorrerse, la acumulación de fuerzas, las fuerzas motrices y los principales instrumentos. Si nos remitimos a esta etapa histórica, el objetivo es desplazar el actual poder criminal, superar la grave crisis económico-social y producir el reacomodo democrático de la sociedad venezolana.

En la táctica ubicamos las formas de lucha y organización, estas tienen que adecuarse a las condiciones objetivas y subjetivas, las correlaciones de fuerzas de cada momento de la confrontación y las tendencias que nos indican por dónde van los tiros. Toda táctica, aun cuando es flexible y sufre adecuaciones según las circunstancias, nos debe conducir a la estrategia. Para ilustrar esto nos valdremos de los tres escenarios en que se desenvuelve la actual lucha política: la protesta y movilización de calle para hacerle frente a la tragedia social y económica, las elecciones regionales y municipales y las negociaciones auspiciadas por la comunidad internacional. Si se aborda de manera aislada cada escenario, o nos sujetamos a una sola forma de lucha, estaríamos cometiendo un grave error; en cambio sí se integran en un solo proyecto, avanzamos. 

Insistimos, en dictadura no tiene ningún sentido el electoralismo que se reduce a optar por un cargo, ni tampoco el extremo de esperar salidas mágicas. La mera visión electoralista les da la razón a quienes dicen que la participación convalida al régimen, a los que la objetan por lo viciado y tramposo en que se han convertido dichos procesos y sobre todo a los sectores que plantean que no vale la pena competir dado que la tiranía si no gana arrebata. No es para menos, desconocieron la AN electa el 2015, impusieron los llamados protectores, y ahora añaden la ley de ciudades comunales, a través de la cual destinarían el presupuesto nacional a las nuevas estructuras fascistas creadas para perpetuar la corruptela.

Ahora bien, si vemos el proceso electoral como parte de la resistencia, se obtendría, con seguridad, el efecto contrario. Un paso clave es lograr la unión, sin ella es como no participar; resuelto esto, estamos obligados a usar las elecciones como una oportunidad para reconectarnos con la gente y recalcarle en todo momento que saldremos de esta terrible tragedia cuando salgamos de la tiranía; de igual forma, no se puede perder de vista lo global, ello significa usar las elecciones como instrumento para la organización y la protesta, para acumular fuerzas, para convertir cada espacio conquistado en un bastión de la resistencia. Esto permitiría sentar las bases, o bien, para una salida pacífica y electoral (elecciones presidenciales libres) o para la rebelión popular. He allí un ejemplo de cómo la táctica afianza la estrategia.

Reflexionemos sobre estos asuntos sin prejuicios y usemos el sentido común, hagámosle resistencia al irrespeto, a la abulia, a la desesperanza, a la parálisis producida por la pandemia, a la arbitrariedad y a la desinformación con la que invaden las redes sociales. El desenlace debemos construirlo entre todos, sin embargo, se requiere constituir una dirección política muy amplia y representativa de todas las fuerzas democráticas, dotada de un discurso y una praxis que ayude a recuperar la confianza perdida, que se disponga a acompañar a la gente en sus reclamos y que se comprometa a luchar por un Gobierno de Unidad Nacional que le dé respuesta a la emergencia humanitaria compleja y que contenga un programa democrático de largo aliento, dirigido a reconstruir la economía, a solventar los graves problemas sociales y a reinstitucionalizar el país.

Ing. Golfredo Dávila, de Vanguardia Popular

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