Estos tres conceptos no necesariamente se vinculan, pero toda dictadura es insensata y carece de legitimidad, fiel reflejo de eso es el régimen. Aunque algunos dicen, con razón, que esto es peor que una dictadura, por el estado de postración generalizada que sufre el país. No sólo es que ejercen el control absoluto sobre las instituciones, sino que la sociedad sufre una especie de estrés postraumático a causa del caos y el terrorismo de Estado.
Impedir los procesos electorales aduciendo que no son prioridad, le termina de quitar la careta a Maduro, por varias razones; reconoce que la gente no es su prioridad; muestra su cobardía ante el mundo, al no querer medirse; se esconde detrás de poderes forajidos y golpistas como el TSJ y el CNE y se refugia en la ilegalidad y en la guerra psicológica contra la gente. Esto sumado a la reiterada violación de la Constitución y las leyes, al abuso de poder y a su inmoralidad por echarle la culpa a otros de su desastre, acrecienta su negro expediente, deslegitima aún más al poder y los hace acreedores de mayor desprecio.
Estos personeros sólo son eficientes en la perversidad, han sido muy hábiles en mantenerse en el poder, luego de haber arruinado al país. Con el mayor descaro vociferan las mismas promesas de hace 17 años y su burla es más infame cuando las dicen como si estuvieran comenzando su gobierno; de pronto actúan como si el poder estuviera en manos de la oposición y la culpan de los males del país y están terminando de preparar un discurso para declarar la inconstitucionalidad de la Constitución, cualquiera piensa que están locos.
Frente a ello, ha sido ejemplar la prudencia del pueblo. En el pasado se levantaba en armas por asuntos menores a los actuales, pero hoy responde con perseverancia, serenidad y firmeza en su lucha por una salida pacífica y electoral; y si agregamos que no ha caído en las provocaciones del régimen para que se desborden las tensiones sociales acumuladas y abandone la vía constitucional, nos dice mucho de la sapiencia y maduración política del pueblo, influenciada además por las trágicas experiencias producidas por la violencia.
Lo cierto es que para la inmensa mayoría nacional, el revocatorio es su principal prioridad, es un clamor no sólo por la debacle política, económica y social, sino por razones humanitarias. Además porque se sabe que entre más tiempo pase en el poder esa cúpula corrupta e inepta, habrá más caos y más robos al erario público. Podrán seguir reprimiendo, chantajeando y mintiendo con el aval de algunos poderes y de la cúpula militar; podrán seguir burlando la demanda de cambios de los venezolanos e ignorando la conflictividad social, pero el pueblo tendrá la última palabra y los desalojará del poder. Un adelanto de ese escenario será el 26, 27 y 28 de octubre, con los millones que saldrán a manifestar su voluntad de revocar a este régimen hambreador.
Ing. Golfredo Dávila, Secretario General Vanguardia Popular Zulia
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