Se acerca el Día Internacional de los Trabajadores, en medio de la crisis más grave que ha sufrido Venezuela en toda su historia republicana. Ha sido un proceso devastador para la clase trabajadora y la sociedad en general, se han perdido derechos y conquistas adquiridas en el tiempo; se violenta la Constitución y los Derechos Humanos; se perdió la progresividad en las leyes y se niegan las contrataciones colectivas y la libertad sindical.
La lucha de los trabajadores de Chicago aquel abril y mayo de 1886, se fue reproduciendo en todo el mundo y en medio de caminos empedrados se fueron conquistando derechos y reivindicaciones económicas, políticas y sociales. Sin embargo, en nuestro país se produjo un retroceso abismal, lo inaudito es que en 17 años, con ingresos por más de 2 billones de dólares, el régimen se dio el lujo de destruir la economía, deteriorar la calidad de vida y trabajo de la población, cercenar los derechos laborales y terminar de hundir al movimiento sindical que ya venía en declive desde varias décadas atrás, llevándolo a la actual diáspora y parálisis.
En medio de esa estrategia, la esencia del trabajo como medio de realización del ser humano y como único instrumento de transformación de la sociedad, se desvalorizó. Se instituyó la politiquería, el maltrato a los trabajadores, el chantaje y las amenazas para someterlos a salarios de miseria que se pulverizan ante una inflación de más de 300%; decretan salarios mínimos inflacionarios por no tener respaldo en la producción de bienes; se refuerza la economía informal, al trabajo precario y surge una nueva forma de explotación de pueblo contra pueblo, inserta en la cultura de la sobrevivencia, el bachaqueo, “sálvese quien pueda”, figura que emergió al amparo del poder para aliviar las tensiones producidas por la escasez y el desabastecimiento, resultando peor remedio que la enfermedad.
Ahora bien, la crisis del movimiento sindical es de larga data, si algo hizo este régimen fue agravarla y aprovecharse de ella para cometer desmanes contra los trabajadores. Recordemos que junto al deterioro del régimen puntofijista, el sindicalismo se partidizó, se corrompió, se burocratizó, se desnaturalizó y abandonó la lucha por derechos laborales. La negociación colectiva, se convirtió en un medio de lucro para el dirigente, proliferó la venta de empleos, feneció la democracia sindical, a estos entre otros males, le anexamos en los últimos 15 años, el afán fascista del régimen de convertirlo en cuerpo del Estado, aparecieron los pseudos sindicalistas haciéndose eco de su discurso disque obrerista, se criminaliza la protesta y la disidencia y nace el morbo del sicariato sindical.
Todo lo descrito plantea dos grandes tareas para el sindicalismo libre y autónomo; 1. Impulsar magnas jornadas de protesta para condenar el actual modelo hambreador y 2. Realizar grandes esfuerzos por reconstruir el movimiento sindical cimentarlo en los principios de la autonomía, la libertad, la democracia, el pluralismo y el protagonismo de los trabajadores.
La Unidad de Acción Social, Sindical y Gremial de Venezuela, ha venido dando pasos en esa dirección. Ojalá todas las corrientes sindicales podamos desechar el espíritu de parcela y trabajemos en un proceso de reconducción de todas las centrales de trabajadores hasta llegar a la meta de crear una sola central, que nos colocaría en mejores condiciones para defender el trabajo, el presupuesto familiar y la producción nacional, además de contribuir desde allí a la creación de un gran frente social, donde participen los profesionales, la sociedad civil, la comunidad organizada, los empresarios, las iglesias y las academias, alrededor de un proyecto de cambio político para el país. Asumir ese compromiso sería una buena noticia este 1ero de Mayo.
Ing. Golfredo Dávila
Secretario General Vanguardia Popular Zulia
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