Sorprende oír hablar de un producto barato, pues éste sin duda es el trabajo. El trabajo perdió valor en sus dos acepciones, como valor de cambio y como instrumento para la transformación social y el desarrollo humano. El salario que se cancela por la jornada laboral se ha depauperado tanto, que luce insignificante y no alcanza para la subsistencia de la familia.
A ello se agrega que los aumentos del salario mínimo por decreto son inflacionarios. Lo cual se explica por la locura del Banco Central de Venezuela BCV, de imprimir dinero sin respaldo y por la ausencia total de una política dirigida a promover la producción nacional de bienes y servicios. En efecto, el salario sólo alcanza para el sustento alimentario de una semana y se ha producido una estrepitosa pérdida de la calidad de vida del venezolano. Con el trabajo ya nadie se supera, al pírrico salario se agrega el sacrificio que hace la gente para poder conseguir un producto de la dieta diaria. Es una carrera por la sobrevivencia, Pastor Maldonado se quedó corto frente a los 14 motores que se le fundieron al régimen, el decreto de emergencia ha sido catastrófico.
El gobierno miente y se burla de la gente, alardeando que el nuestro es el salario mínimo más alto de Latinoamérica, al contrario, la suma del salario más la cesta ticket es de 33.636 Bs, equivalente a 59,11 dólares, promediando a 569 Bs. que vale el dólar oficial. Si en el Salvador que es uno de los más bajos salarios se gana 118$, es decir el doble del nuestro, queda demostrado que Venezuela tiene el salario mínimo más bajo de todos.
El ingreso familiar sube a pie y la inflación en F16. Para el 2013 la inflación todavía era de 2 dígitos, es a partir del 2015 que pasa los 3 dígitos y pudiéramos llegar en el 2016 a los 4, si las cosas siguen como van. En el mercado la gente siente el doloroso golpe cuando compra cualquier producto y más si cae en las garras de los especuladores. Las estadísticas no mienten, para el 2013 el poder adquisitivo del salario había disminuido un 20% en comparación con el de 1998, según los datos del BCV, y ya para esa fecha el presupuesto familiar venía en caída, pero quienes han saqueado el erario público dicen que vivimos mejor. El BCV tiene más de 2 años ocultando las cifras, con lo cual violenta la Constitución y no logran bajar la inflación, con tamaña estupidez, sólo logran que el resto del mundo no conozca el abismal retroceso que sufrimos.
Los efectos desbastadores de la crisis todavía no se aprecian en su justa dimensión; a la falta de producción se suma que la mayor parte de la mano de obra activa está desempleada, en la economía informal, en el empleo precario o en la nueva modalidad engendrada por el régimen, el bachaqueo; una buena cantidad de familias hacen una y dos comidas al día; ya se notan los altos niveles de desnutrición y pérdida de peso de la gente, el incremento de enfermedades y los índices de mortalidad de niños, parturientas y ancianos por falta de medicinas o por no tener para comprarlas.
Estos temas, la conflictividad social y la posición de los trabajadores frente a la crisis, serán abordados en el 2do Encuentro de la Unidad de Acción Social y Gremial de Venezuela, a celebrarse este sábado 11 de junio en Maracaibo. No basta con exigir un salario suficiente, que por cierto debería ser de 150.000 Bs. mensuales, para cubrir el costo de la canasta alimentaria familiar; o plantear la necesidad de extirpar el cáncer de la inflación, para que el salario sea sustentable; es hora de plantearnos suprimir al régimen cancerígeno, el país sanará por añadidura.
Ing. Golfredo Dávila, Secretario General Vanguardia Popular Zulia
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